¿Necesitan zapatillas de deporte distintas los hombres y las mujeres?

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Actualizado: viernes, 22 junio 2018 7:29

   MADRID, 22 Jun. (EDIZIONES) -

   Que se vendan zapatillas distintas para mujer y para hombre no es sólo cuestión de moda. La anatomía del pie de la mujer es ligeramente diferente a la del hombre, de modo que es necesario que existan zapatillas específicas para cada sexo a la hora de hacer deporte.

   "Además de las diferencias anatómicas encontramos diferencias hormonales que tienen relación con la relaxina, una hormona que se genera durante el embarazo y el ciclo menstrual, y que da lugar a la laxitud en los ligamentos", explica en una entrevista con Infosalus el podólogo del Real Madrid, Víctor Alfaro.

   Con motivo de la publicación de su libro 'Todo comienza por un paso' (Alienta Editorial), este podólogo oscense señala que no es sólo una cuestión de moda o de diseño el zapato para la mujer, sino que realmente las zapatillas de running de una mujer y las de un hombre deben ser distintas porque:

   - La mujer suele tener el pie más estrecho

   - El talón es más estrecho respecto a la zona metatarsal de los hombres

   - El empeine de la mujer es ligeramente más alto

   - La mujer tiene una mayor tendencia a la pronación

   - La mujer tiene menos peso que el hombre, por lo que requerirá de una menor amortiguación.

   - Otra de las diferencias que, aunque no está en el pie sí afecta a la pisada, es el ancho de cadera y de pelvis, que es proporcionalmente mayor en la mujer.

CÓMO AFECTA EL EMBARAZO A LOS PIES A LA PISADA

   Durante el embarazo, para que la tripa dé de sí el cuerpo libera relaxina, una hormona que hace que la musculatura se vuelva más laxa. Todos los músculos y ligamentos del cuerpo pasan a ser más laxos. Y por supuesto también los del pie, advierte Alfaro.

   Así, esa laxitud hace que las poleas que deben mantener el arco del pie, como por ejemplo el músculo tibial anterior, trabajen con menos tensión, de forma que la bóveda plantar tiende a aplanarse. Es decir, el pie se vuelve más valgo (más aplanado).

   Después del embarazo no se recupera habitualmente al 100% la posición habitual, quedando un pie ligeramente más valgo que antes del embarazo. Esto contribuye, entre otras cosas, a aumentar las posibilidades de desarrollar un juanete, ya que la articulación del primer dedo pasa a soportar la mayor carga.

   También esa pronación más acentuada del pie nos generará un mayor aumento de tensión en la fascia plantar, tensión que se transmitirá por el sistema aquíleo-plantar a los músculos de la zona posterior de la pierna. Además, las rodillas tenderán a juntarse. Esta posición favorece la sobrecarga de la zona lateral externa de la rodilla, teniendo más posibilidades de desarrollar patologías como las condropatías (desgaste cartílago) y las meniscopatías (desgaste menisco).

   Por ello, el podólogo del Real Madrid señala que para evitar estos efectos lo ideal es valorar en cada caso si el embarazo está afectando a la posición del pie. En el caso de que la pronación haya aumentado significativamente, se aconseja usar una plantilla personalizada que ayude a mantener el arco plantar en una posición más fisiológica durante el embarazo.

   "Es aconsejable en muchas embarazadas una plantilla durante embarazo para controlar ese pie valgo que se crea, ya que habrá más peso", advierte el especialista.

   Una vez la mujer da a luz, la laxitud ligamentosa disminuye al bajar los niveles de relaxina, pero en muchas ocasiones nos encontramos con que el pie no recupera al 100% su posición original. Para prevenir estos problemas lo aconsejable sería, por un lado, realizar cierto grado de actividad física durante el embarazo, y autorizada por el ginecólogo, y hacer ejercicios descalza para trabajar la musculatura intrínseca del pie, sentencia Alfaro.